BIENVENIDOS!

Un espacio entre nosotros, dedicado a liberar esa carga, ese comment reprimido a punto de explotar y que solo un buen vino y una buena charla lo saca!

Adelante este es tu espacio, comenta, critica, opina, descarga y se libre de pensar y sentir..

martes, 8 de marzo de 2011

Por la Ruta Ecológica

Preparemos maletas, mapas, agua, galletas, almohadas, cobijas y combustible suficiente para iniciar nuestra aventura de recorrer la historia y el pasado. Ok por lo menos preparemos una copa de vino y unos minutos de lectura para que me acompañen en esta nueva travesía.

La mañana estaba lisa, el cielo tan limpio como una hoja de cuaderno en espera de empezar a escribir su historia, el sol acomodando sus primeros rayos por la ruta que tomaríamos a través de las montañas y volcanes nevados de mi sierra andina ecuatoriana.

Fue cuestión de decisión y este año me había propuesto realizar este viaje postergado desde hace tanto tiempo. Mi hijo que a pesar de haber nacido aquí, no conocía ni su historia ni su familia, mi padre que tiene tanta historia como familia que contar y yo que necesito armar este rompecabezas emocional.

Tomamos la autopista que lleva al Sur por la Cordillera de los Andes y tan pronto como iniciamos el recorrido comenzamos a sentir esa sensación de embelezo que causan los volcanes nevados mientras van emergiendo sus cumbres nevadas a medida que uno recorre la carretera, esos rayos solares que bañan la cima y el brillo de sus cabelleras blancas que contrastan con el azul del cielo profundo:  El Pichincha, El Cotopaxi, Los Ilinizas, El Antisana, El Chimborazo, todos en fila izquierda y derecha nos dan la bienvenida como dioses imponentes dueños de la naturaleza; nos adentramos en la ruta y mi Padre nos recuerda que estamos cruzando, lo que fueron terrenos del antiguo Tahuantinsuyo gobernado por los Incas; pasamos por las famosas TOLAS, montículos redondos perfectos que eran construidos como miradores u observatorios que servían de guía para sus planes de siembra y cosecha, calculando la salida del sol y de la luna.
Pasamos la laguna de Yambo y nos cuenta la fatídica historia de los hermanos Restrepo, cuando misteriosamente sus cuerpos desaparecieron en enero de 1988, en un enredado caso de tortura policial que conmocionó a la sociedad y cuyo padre, hasta el día de hoy, reclama justicia. Es esta la laguna donde tal vez sus cuerpos hayan sido tirados intencionalmente para ocultar tanta iniquidad. Dicen los lugareños que es una laguna que traga y no devuelve.
Nos cuenta también la leyenda del tren que descarriló hace muchos años, matando cientos de personas y que la gente de los alrededores cuenta que escucha de vez en cuando, llantos y gritos de niños con el silbato del tren pasando a las 12 de la noche, misma hora en que sucedió el accidente a inicios del siglo pasado. – Mi hijo escucha y mira los rieles que no han sido usados tal vez en el mismo tiempo.
Pasamos Tambillo, nombre que toma de los famosos TAMBOS, lugares que servían de descanso y alimento para los “chasquis” o mensajeros del Imperio Inca, pero que luego de la llegada de los españoles, servían de respiro y abastecimiento para los transeúntes de caminos empedrados en épocas de conquista. Por aquí transitaban en muladares la carga pesada que se movían entre las ciudades conquistadas, ya sea a lomo de mula o a lomo de esclavos o peones. Cuenta mi papá que su abuelo, hacía ese recorrido, - “mi abuelo tenía que salir acompañado entre 4 o 5 personas, más los peones otros 6 u 8 que cargaban turnándose a “lomo de hombre” los paquetes, para cruzar la cordillera, en un recorrido que tomaría unos 20 o 30 días hasta llegar a Quito.”
Después de rodear el Tungurahua, volcán activo desde el 99, salimos de la autopista para tomar una ruta que me parece increíble, haya sido construida a mano por el hombre, como cuenta mi papá, que su abuelo fue testigo, sin equipo pesado y pavimento como ahora, un callejón estrecho y rocoso que da la sensación de perderse en un laberinto misterioso, se abre a la fuerza entre montañas gigantes: un camino vericueto que atraviesa la cordillera a lo largo del río Ambato, que lo cruza repetidas veces y en cada cruce quedo maravillada por el agua que rompe las piedras, las baña y sigue su camino hacia el siguiente puente y mas allá. Una cascada que aparece entre los cerros y así de la nada desaparece, rocas gigantes que parecen a punto de caer, que se sostienen por milagro de la mano de Dios, mientras pasamos por debajo.
La vista es maravillosa, pastizales largos, sembríos de papa, camote, cebada, habas, trigo, hacen que las montañas parezcan cubiertas de mantos cuadriculados de colores, hasta en el risco más empinado, se puede ver un campesino empujando el arado cuesta arriba, en un acto que pareciera botar por la borda la teoría la gravedad; de seguro que Einstein en su vida no viajó nunca por aquí, borregos y cabritas se sujetan con las uñas entre los peñascos; alpacas, vacas y mulares nos miran intrigados mientras siguen pastando, interrumpimos por momentos su paz acostumbrada y luego nos ignoran. No quiero salir de aquí, esta sensación de paz, esta energía que emana del corazón mismo de la naturaleza, llena mi alma y pensar que esta era la única ruta que debían tomar quienes querían llegar a la capital, antes que aparezca la autopista.
De repente aguas termales, piscinas naturales de aguas calientes que brotan extraviadas, llenas de sales minerales que vienen del mismo Chimborazo, una contradicción de temperaturas, porque afuera, mientras vamos subiendo al páramo, hace un frío, tal vez de 2 ó 3ºC y dentro del agua calienta a unos 40 ò 45ºC pienso que justamente así es mi tierra, una contradicción de emociones: en la imponente presencia del Chimborazo que va asomando su majestuosidad cuando nos acercamos, encontramos unas chozas, pequeñas y espontáneas hechas de paja, palos y adobe, casi construidas contra el suelo o mejor dicho bajo él, para guardarse de los helados vientos que bajan de la montaña.
Mi hijo no concibe que la gente pueda vivir ahí, le pido a mi papá que nos bajemos y conozcamos una, tomamos un café delicioso servido con una sonrisa amable y sencilla, que bien nos calentó el alma, para contrarrestar la helada corriente que nos golpea y entendemos perfectamente porqué mi país es así.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Anímate a dejar un comentario, tu opinión es alimento para el alma del artista.. y para la mía también.