Mis
nervios han sido alterados, reconozco que estoy agitada, inquieta, perturbada,
no logro provocar una conversación coherente, incluso me enojo con facilidad,
tu no tienes la culpa, lo siento, son mis nervios, ¿será que debo parar? Tal vez
merezca un descanso, eso es: Dormiré durante dos días y dejaré de pensar…
¡Me
han atropellado! Eso es lo primero que pienso cuando me despierto. Tal vez haya
perdido también la memoria, dicen que es la consecuencia de los
atropellos, pero lo recuerdo todo y
contradictoriamente hasta me da ternura…